Al cumplir los treinta años, Kandinsky abandonó la docencia y se fue a estudiar pintura a Munich, renunciando a su porvenir académico ya consolidado. En esta ciudad asistió a las clases de F. Stuck y en ellas conoció a Paul Klee, con el que mantendría una sincera y prolongada amistad. Su interés por el color se ve presente desde el comienzo de su carrera, y se puede apreciar en sus primeras pinturas la influencia del postimpresionismo, el fauvismo y el Jugendstil alemán.
Entre los años 1902 y 1907, Kandinsky realizó diferentes viajes a Francia, Países Bajos, Túnez, Italia y Rusia, para instalarse finalmente en Murnau. Allí pintó una serie de paisajes alpinos entre los años 1908 y 1910. Tal como narra él mismo en su biografía, por entonces se dio cuenta de que “…la representación del objeto en sus pinturas era secundaria e incluso perjudicial y que la belleza de sus obras residía en la riqueza cromática y la simplificación formal…”. Este descubrimiento le condujo a una experimentación continuada que culminó, a finales de 1910, con la conquista definitiva de la abstracción. Entre 1910 y 1914, Kandinsky pintó numerosas obras que agrupó en tres categorías: las impresiones, inspiradas en la naturaleza; las improvisaciones, expresión de emociones interiores; y las composiciones, que aunaban lo intuitivo con el más exigente rigor compositivo. Estos cuadros se caracterizan por la articulación de gruesas líneas negras con vivos colores y en ellos se percibe todavía un poco la presencia de la realidad.
En 1911 fundó junto a Franz Marc y August Macke el grupo Der Blaue Reiter, organizando diversas exposiciones en Berlín y Munich. Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, Kandinsky volvió a Moscú y allí emprendió varias actividades organizativas en el marco del Departamento de Bellas Artes del Comisariado Popular de la Educación.
En el año 1917 se casó con Nina Andreievsky, y cuatro años más tarde, se trasladó con ella a Alemania para incorporarse a la Bauhaus en la primera etapa de Weimar, donde continuaría como profesor hasta poco antes de su disolución. La influencia del entorno de la Bauhaus se dejó sentir, y su obra experimentó una transición hacia una mayor estructuración, tanto compositiva como formal, que se ha dado en llamar el período arquitectural de su pintura, al cual siguió otro de transición en que experimentó con los trazos circulares y concéntricos como la conocida obra “Círculos” del año 1926. Escribió manifiestos para la Bauhaus y publicó el libro "Punto y línea sobre el plano".
En el año 1933, clausurada la Bauhaus por los nazis, el pintor se instaló en Francia. En esta última etapa de su vida continuó en su particular búsqueda de formas inventadas, que plasmó por medio de colores combinados de manera compleja e inspirándose en signos geométricos y en motivos decorativos eslavos, como hacía ya al comienzo de su trayectoria pictórica.
Kandinsky refundió la libertad cromática de los fauvistas con la exteriorización del impulso vivencial del artista propuesto por los expresionistas alemanes de la órbita de Dresden, en una especie de síntesis teñida de lirismo, espiritualidad y una profunda fascinación por la naturaleza y sus formas.
Vasily, ha significado para mi un encuentro permanente y emotivo con la pintura post modernista, lo considero uno de mis pintores favoritos, la energía del color azul en la mayor parte de sus pinturas y su destreza para plasmar esos trazos llenos de energía y dinamismo, me hacen recordar la breve conjugación de la mùsica con la pintura en un afán por dejar inmanente ese espacio que existe entre ambas expresiones artísticas. Si desean saber un poco más de este extraordinario pintor les recomiendo que visiten el link más abajo.
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