
Existe una distinción más clara entre los científicos y los ingenieros. Los ingenieros tratan con el diseño de una solución a un problema práctico. Un científico se pregunta "¿por qué?", y procede a investigar la respuesta a su pregunta. En cambio, un ingeniero quiere saber cómo solucionar un problema, y cómo implementar esa solución. En otras palabras, los científicos investigan fenómenos fundamentales, mientras que los ingenieros crean soluciones a problemas o mejoran soluciones existentes. En el curso de su trabajo un científico puede completar tareas de ingeniería (por ejemplo, diseñar aparatos experimentales o construir prototipos), mientras que un ingeniero puede tener que hacer alguna investigación a fondo.
Al emplear las ciencias puras como la principal herramienta para proponer soluciones a problemas dados, los ingenieros deberán de ser capaces de emplear su curiosidad y con ello su "ingenio" para plantear nuevas alternativas, soluciones inovadoras y atreverse a resolver problemas para los que en su momento quizá no haya solución y mucho menos un antecedente. Este rasgo es el que hace la diferencia entre un ingeniero más y un ingeniero sobresaliente, aquel que se atreve a ser inovador, a no tener miedo y emplear con responsabilidad las herramientas que le son dadas por la tecnología actual y la del futuro.
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