El día que dejaste de ser tú

El día que dejaste de ser tú, el día se convirtió en noche, no hubo luna que iluminará los páramos desiertos ya sin vida, ya sin luz, traté de caminar a tientas y me caí una y otra vez, voltee al cielo suplicante para que me enviará un rayo de esperanza y no fue así.

El día que dejaste de ser tú, las sonrisas de los niños se esfumaron, todo era tristeza y la ira que blandías ante su inociencia y su constante cuestionar de tus actos terminó por convertirse en una actitud subyugante, egoísta justo todo aquello que antes criticabas y odiabas.

El día que dejaste de ser tú, tome mis libros, mis cuadernos con apuntes, todo aquello que me inspiraste alguna vez, los aventé con una rabia infinita y a la vez con un climax de frustaciòn y enojo, todo ante tu mirada fría y calculadora, me observabas como quien mira a un chiquillo haciendo su mayor berrinche, pero amor mío estabas ante el ser que más te amaba.

El día en que dejaste de ser tú, el dulce sabor por la vida se convirtió en el magro sabor de la desdicha igual que el de la cebada fermentada, los paseos en el bosque a tu lado han quedado atrás, los sueños que despiertos compartimos mientras la hojarazca seca que tapizaba los prados se deglutía ante nuestros pies y era nuestra música de fondo en medio de nuestras voces que yo no hacen eco a nuestra escencia, que hoy se ha perdido.

El día en que dejaste de ser tú, nada volvió a ser igual, el color carmesí de la puesta de sol se ha ido con tu sonrisa que iluminó a todos aquellos que te rodearon y con tu luz tocaste su alma y espíritu, aquellos a los que les enseñaste que vivir es la mayor de las aventuras y un reto que se debe afrontar día con día. Hoy tu luz, quedo inundada en el mar de la desesperanza y desde su profunidad ya no llega a nadie.

El día que dejaste de ser tú, tu belleza se fue al abismo del olvido, tu fulgurante mirada se escapó por el espacio oscuro donde ya no se puede alcanzar, tu pasos firmes y seguros que se abrían paso por el sendero de la luna, en medio de las pasiones y deseos insanos de los impuros y te permitió llegar a ser la profana de mi templo donde nuestra única oración clamaba por el amor eterno, hoy reniegas de todo aquello que nos unió.

El día en que dejaste de ser tú, tu nombre en mi piel se desvaneció, ya no existe más en mi cuerpo, ocultaste tu voz en medio de las dunas del desierto del olvido, la abstracción de ti misma tan artificial es una maldición que no cabe en mi corazón, ya sólo queda un hueco que has dejado vacío y el dolor que embarga mi alma persistirá hasta el fin de los días, porque hoy amor mío dejaste de ser tú.


Comentarios