La ciudad de las libertades ocultas

Recientemente la Asamblea Legislativa del D.F. aprobó con una relativa mayoría la unión entre dos personas sin mencionar explícitamente que esta unión sea entre un hombre y una mujer, en el mismo tenor el tema de la adopción está encaminada en el mismo sentido. Da pena ver como la ciudad de México, la metrópoli más grande del país, es punta de lanza en cuanto a la aceptación de la diversidad de pensamiento, mientras que el resto del país vive sumido en una profunda “edad oscura”, subyugada por el pensamiento conservador impuesto por la iglesia católica y sus diversas corrientes.

Otra vez sale a la luz nuestra incapacidad como sociedad de aceptar a personas que piensan y actúan diferente. Hace unos 60 años, las mujeres no podían acceder al voto en México, después a los estudiantes, los indígenas porque son indios calzonudos ignorantes, nuestra historia político – social contemporánea se ha caracterizado por crear barreras para grupos desprotegidos y minoritarios, vivimos en medio de un mar de hipocresía y doble moral.

Es mi deseo, que esta ley sirva como una isla de alivio para todos aquellos que pertenecen a otra forma de pensar, porque gracias a ellos nosotros, los que creemos que estamos en el lado “correcto” nos ayudan a enriquecer nuestra forma de ver la vida, de entender de mejor forma como el amor y el respeto se manifiesta de las formas más diversas, ya que hasta el día de hoy, nadie ha dicho que el amor es exclusivo de de las parejas heterosexuales, más bien todo lo contrario, hay secretos oscuros que les tomamos poca importancia. ¿Cómo la iglesia católica no ha alzado la voz en forma tan energética como ahora, en contra
de la violencia contra la mujer?, ¿Cómo no ha sido autocrítica de toda la actividad de pederastia que ha caracterizado a algunos de sus miembros?, ¿Por qué no condenan la pobreza y la ignorancia en la que vive la población?, las respuestas a todo ello es porque la iglesia le conviene tener un pueblo ignorante, fácil de manipular y controlar.

Hoy, debemos de enseñar a nuestros hijos, amigos, familiares, que aceptar la diversidad es aceptarnos a nosotros mismos y nos abre un escenario lleno de libertad de pensamiento y respeto a la vida.




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