Hace unos años se vislumbró la posibilidad de ofrecer alternancia y un cambio de nuestro país a través de un nuevo rumbo político - social por medio del desgaste del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esta alternacia, desafortunadamente recayó en manos de un personaje que lo único que trajo a nuestro país fue una tez llena de mediocridad, nepotismo, corrupción y una carga intensa de propaganda mediática de bajo perfil político. No hablemos más del pasado, sin embargo debemos de tener presente que la disfunción que actualmente vive nuestra clase política deviene precisamente de las prácticas tan arraigadas y heredadas del régimen anterior que simplemente nunca se fue, más bien los fortalecieron...lo fortalecimos.
Las pasadas elecciones denostaron que los mexicanos somos incapaces de llegar a oncensos por el bien común de la población, seguimos engrandeciendo la clase pobre y desprotegida, vivimos en un clima de inseguridad permanente, nuestra economía crece tan lentamente que ni en cien años lograremos alcanzar el desarrollo social y econonómico de países como Dinarmarca, Noruega, Holanda, entre otros, la intolerancia, la segregación son fenómenos que recientemente han sido alentados gracias a los grupos ultraconservadores y religiosos que pretenden tratar a la población como niños enguelgues e ignorantes. Hoy ese es el México que tenemos ante nuestros ojos y más allá en el horizonte cercano el próximo retorno del Revolucionario Institucional, de la mano de hombres que no tienen el menor escrúpulo de dañar a nuestro pais, aún más.
Sin embargo estos días hemos visto lo inverosímil. La Derecha moderada y la Izquierda Tolerante y "negociadora" de han acercado para formar alianzas en las próximas elecciones en algunos de los estados (provincias) en nuestro país. ¿Será esta la fórmula correcta? Muchos analistas han sido duros críticos de esta nueva figura, de este nuevo ser engendrado de la reflexión y autocrítica de ambos partidos (PRD y PAN). En efecto, ambos grupos políticos tienen visiones diferentes de país en casi todos los aspectos, ¿que los une pues, en esta nueva faceta de agrupación y lucha? La respuesta es de nueva cuenta el PRI.
Las alianzas de tinte electorero cuyo objetivo primordial es el de simplemente derrocar al partido gobernante han demostrado ser un rotundo fracaso (recuerden Chiapas). Esto es porque lejos de encontrar puntos de encuentro en las ideologías y fundamentar su unión entorno a un proyecto político comón, lo centran en eliminar a un enemigo. Cuando ese enemigo se elimina, lo único que queda es la repartición del poder y la riqueza, los grupos se suelen enfrentar y hay rompimientos que evitan que haya nuevas alianzas en el futuro y la brecha que los separaba, se ahonda cada vez más y los mexicanos se agrupan alrededor de los grupos más radicales. Existe pues un riesgo importante de que la sociedad pueda verse afectada por esta radicalización, es un hecho y lo hemos vivido. Las alianzas suelen ser positivas cuando son capaces de unir a la sociedad en un proyecto cívico - ciudadano que permita su participación activa, que su voz sea escuchada, que el respeto a los derechos humanos esté por encima de cualquier interés personal o de grupo. Ójala y las partidos piensen en ello y nos den, de nueva cuenta la ilusión de que en México todos podemos ser participes y forjadores de nuestro futuro.
Las pasadas elecciones denostaron que los mexicanos somos incapaces de llegar a oncensos por el bien común de la población, seguimos engrandeciendo la clase pobre y desprotegida, vivimos en un clima de inseguridad permanente, nuestra economía crece tan lentamente que ni en cien años lograremos alcanzar el desarrollo social y econonómico de países como Dinarmarca, Noruega, Holanda, entre otros, la intolerancia, la segregación son fenómenos que recientemente han sido alentados gracias a los grupos ultraconservadores y religiosos que pretenden tratar a la población como niños enguelgues e ignorantes. Hoy ese es el México que tenemos ante nuestros ojos y más allá en el horizonte cercano el próximo retorno del Revolucionario Institucional, de la mano de hombres que no tienen el menor escrúpulo de dañar a nuestro pais, aún más.
Sin embargo estos días hemos visto lo inverosímil. La Derecha moderada y la Izquierda Tolerante y "negociadora" de han acercado para formar alianzas en las próximas elecciones en algunos de los estados (provincias) en nuestro país. ¿Será esta la fórmula correcta? Muchos analistas han sido duros críticos de esta nueva figura, de este nuevo ser engendrado de la reflexión y autocrítica de ambos partidos (PRD y PAN). En efecto, ambos grupos políticos tienen visiones diferentes de país en casi todos los aspectos, ¿que los une pues, en esta nueva faceta de agrupación y lucha? La respuesta es de nueva cuenta el PRI.
Las alianzas de tinte electorero cuyo objetivo primordial es el de simplemente derrocar al partido gobernante han demostrado ser un rotundo fracaso (recuerden Chiapas). Esto es porque lejos de encontrar puntos de encuentro en las ideologías y fundamentar su unión entorno a un proyecto político comón, lo centran en eliminar a un enemigo. Cuando ese enemigo se elimina, lo único que queda es la repartición del poder y la riqueza, los grupos se suelen enfrentar y hay rompimientos que evitan que haya nuevas alianzas en el futuro y la brecha que los separaba, se ahonda cada vez más y los mexicanos se agrupan alrededor de los grupos más radicales. Existe pues un riesgo importante de que la sociedad pueda verse afectada por esta radicalización, es un hecho y lo hemos vivido. Las alianzas suelen ser positivas cuando son capaces de unir a la sociedad en un proyecto cívico - ciudadano que permita su participación activa, que su voz sea escuchada, que el respeto a los derechos humanos esté por encima de cualquier interés personal o de grupo. Ójala y las partidos piensen en ello y nos den, de nueva cuenta la ilusión de que en México todos podemos ser participes y forjadores de nuestro futuro.
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